Si vas a estudiar arquitectura, si estás en ello, si estás en el transtorno PFC o ya eres arquitect@, da igual en qué punto te encuentres porque ya has decidido: Arquitectura, sí quiero!
Es un compromiso de por vida, que quizás empiece mucho antes de hacer tu primera matrícula en la escuela y que no terminará nunca.
Ya sabes que significa ese ¡Sí, quiero!
¡Sí, quiero! pasarme noches enteras sin dormir por pensarte y dibujarte.
¡Sí, quiero! renunciar a mi antigua vida social para tener más horas en las que proyectarte.
¡Sí, quiero! acumular mil restos de maquetas por poder aprovecharlos en las siguientes (y tener una caja de retales que aumenta con los años).
¡Sí, quiero! verte en cada elemento, en cada pomo de las puertas que abro, en los edificios al pasear y en los radios de las bicis.
¡Sí, quiero! mancharme de pintura, manos, cara y hasta mi camiseta favorita por darte color y sentir las formas. Sonarme los mocos y que salga el carboncillo de mis pulmones.
¡Sí, quiero! ir a las librerías y quedarme en la sección de Arquitectura y Arte, sentarme en el suelo y rodearme de libros, revistas… y tener que escoger con emoción y dolor cuál de ellos se vendrá conmigo, deseando tener más presupuesto para algún día llevarme puesta la estantería entera!
¡Sí, quiero! horas de charlas y debates con friki-amigos del gremio, hablarte, destrozarte y construirte.
¡Sí, quiero! atrapar a mis amigos (no frikis), y ver que en sus vidas y profesiones también estás presente.
¡Sí, quiero! ir a exposiciones de varias índoles y empaparme de sus conceptos para enriquecer tu esencia.
¡Sí, quiero! jugar con mis primos a los Lego y montar ciudades de colores, verles crear y ser inocentes urbanistas.
¡Sí, quiero! viajar por ciudades nuevas e ir a la carrera por ver todos esos iconos de los que te vuelves fan de poster!
Adjunta aquí todos tus ¡Sí, quiero! porque esta es una pequeña lista de todas esas entregas que te supone la Arquitectura, y siendo tan personal también se vuelve única, pero a la vez solidaria porque somos sus amantes y nos “intoxica” a todos con sus mismos influjos.
Puedes amarla, puedes odiarla pero nunca te será indiferente, porque te agita fuerte, te hace vibrar.
Arquitectura ¡Sí, quiero!
Y no paremos de crear.
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